Madame Bovary (Gustave Flaubert)

El derecho de la mujer al placer.

Madame Bovary es una novela escrita por Gustave Flaubert. Se publicó en 1856, por entregas, en la revista Revue de Paris y posteriormente se publicó en libro. La novela fue considerada amoral en esa época porque el comportamiento de la protagonista era «indecente». Debido a esto lo prohibieron en 1858 por ofensa a las buenas costumbres y a la moral religiosa. Gustave Flaubert tuvo que ir a los tribunales para defenderse de tales acusaciones.

La obra pertenece al género realista. El autor se inspiró en una historia real: Delphine Delamare era infiel a su marido, acumuló muchas deudas y también acabó suicidándose como la protagonista de esta obra universal. La novela da origen al nombre de una enfermedad, Bovarismo o síndrome de Madame Bovary, que sufren aquellas personas que no distinguen la realidad de la ficción, sobre todo en el ámbito amoroso, provocando que se frustren continuamente. En cuanto al feminismo, Madame Bovary se considera un símbolo, representa la reivindicación de la mujer por el placer, por la libertad.

Los temas principales de Madame Bovary son el placer y el dinero. Ambos están relacionados entre sí y ambos son esenciales para el desarrollo de la novela.

Madame Bovary: Resumen por partes

Primera parte

La historia comienza cuando el director entra en la clase con un nuevo alumno (Charles Bovary). Todos se ríen cuando el profesor le pregunta su nombre y el muchacho de 15 años no sabe contestar. Esas risas hacen que el profesor se enfade y castigue a la clase. «Mal comienzo para hacer nuevos amigos». La situación económica de los padres de Charles Bovary ha ido menguando con el paso de los años, ya que su padre derrocha el dinero. Por este motivo han tenido que retrasar los estudios de su hijo.

Cuando acabó sus estudios de medicina, su madre decide que ya es hora de que se case. Al muchacho no le parece mala idea, ya que así sería más libre y podría disponer de su dinero con tranquilidad. Se equivoca al pensar esto, ya que finalmente es su mujer la que manda, le dice cómo vestir, qué tiene que decir, le espía, le abre las cartas… en fin un agobio de mujer que ejerce un control absoluto sobre él. El matrimonio se convierte en un infierno para Charles.

Madame Bovary
Madame Bovary. Imagen generada por Microsoft Bing

Todo esto cambia cuando una noche recibe una urgencia y Charles Bovary va a una granja a atender a un hombre pudiente que se ha roto una pierna. Allí ve a Emma, la hija del hombre accidentado, se quedó encandilado, lo que más le gustó fueron sus ojos. El señor Rouault agradecido invita a Charles Bovary a que se tome algo antes de marcharse. Ahí pasa un rato con Emma. Cuando se va a marchar se percata de que se le ha extraviado su fusta. La muchacha le ayuda a buscarla, la encuentran en el suelo.

Al intentar cogerla ambos al mismo tiempo Charles roza la espalda de la joven. Emma se sonroja al sentirlo tan cerca mientras le entrega la fusta. A partir de este momento Charles empieza a ir asiduamente a la granja. Le encanta ir. Hasta que claro, se entera su mujer de la presencia de Emma y entonces tiene que dejar de ir. Una noche, la mujer de Charles Bovary se empieza a encontrar mal. Sin que nadie se lo espere, se desmaya y muere. Pasan los días, el señor Rouault, para animarlo, le comenta que Emma le echa de menos.

No es que lo considere el mejor partido para su hija, pero que, vamos, que si él la quiere no le va a poner impedimentos. Deciden que se casarán cuando acabe el luto. Se casan en la granja de día, aunque Emma quería haberlo hecho a la luz de las antorchas. Charles está encantado con su mujer, se muestra muy cariñoso, dándole besos continuamente, pero a Emma en cambio no parece gustarle estar casada tanto como a Charles. Piensa que está enamorada antes de casarse, pero luego descubre que no es así.

Desea saber qué es la pasión que en tantas ocasiones ha leído en sus libros. Cada vez se siente más lejos de su marido. Este se tira todo el día trabajando y está tan cansado que cuando se acuesta se limita a roncar. Para ella la intimidad con su marido tampoco es que mejore mucho y se pregunta continuamente por qué se ha casado, con lo a gusto que se está sola. Un día, un paciente de Charles Bovary le invita a una gran fiesta en un castillo, se trata del Marqués de Vaubyessard.

Emma en la fiesta se divierte. Observa a la gente con gran curiosidad. Se da cuenta de que las damas beben alcohol. Es costumbre que las damas no beban alcohol, tapan la copa para que no se la llenen. Cuando Emma prueba el champán helado, le produce una sensación muy agradable. Contempla frutas que no ha probado nunca como las piñas o las granadas. Charles le pide que baile, pero ella se horroriza y no quiere. A las tres de la mañana el vizconde la invita a bailar. Accede a bailar con él. Emma disfruta del baile, hasta posa su cabeza en él.

Después de esa fiesta, hay algo en el interior de Emma que cambia. Continuamente recuerda el baile. Se da cuenta de que Charles no tiene ambiciones en la vida, esto la saca de sus casillas. Emma ya no oculta su desprecio por nada, da opiniones sin sentido, censura lo que dicen los demás o da ideas retorcidas que dejan a Charles muy asombrado.

Segunda Parte

Se mudan a Yonville, donde Charles sustituye al médico anterior. Madame Bovary está embarazada. Los nuevos vecinos organizan una cena de bienvenida. Entre la gente hay un joven de melena rubia (León Dupuis) que la observa. Madame Bovary y León conversan, les agrada conocerse. Pasan los días y Charles no tiene pacientes a los que atender. Esta espera le entristece, se aburre, espera en su gabinete, pero los pacientes no vienen. Para distraerse decide hacer cosas en la casa, como intentar pintar el desván.

Está preocupado por el dinero, ha gastado mucho en las reparaciones de la otra casa en Tostes, en los vestidos de su esposa y en la mudanza de su nuevo hogar. Se centra en el embarazo de su mujer. La ternura maternal que normalmente se despierta en toda madre, con los preparativos de la llegada del nuevo miembro a la familia, esa ilusión de comprar cosas para el bebé a su gusto, se vio un poco ensombrecida por la falta de dinero y Emma se conforma con encargar a una costurera del pueblo la ropa, le da todo igual, no muestra mucho entusiasmo por estos preparativos.

Da a luz una niña (Berthe). Como Emma está muy débil del parto, deja a su hija al cuidado de una nodriza. Una mañana va a verla, pero por el camino, como está muy cansada, se para a descansar y en ese momento se encuentra con León Dupuis al que le pide que la acompañe. Se enteró todo el pueblo, todo el mundo los vio. Los chismoseos corren como la pólvora. La mujer del alcalde cuenta delante de su criada que «Madame Bovary se comprometía». Ambos jóvenes se aburren extremadamente en ese pueblo de cotillas.

Les gusta estar juntos. León no sabe cómo hacerlo, quiere estar cerca de ella, quiere tener intimidad con ella, pero lo ve imposible. Le da vueltas a la cabeza de cómo declararse, pero no se atreve, siente tal impotencia que llora desconsoladamente por ello. Emma, en cambio, no se plantea si lo ama o no. Piensa que el amor viene de repente. Una tarde, al ver juntos a Charles y León, se da cuenta del amor que siente por este último. En cambio, por su marido siente repelús.

Emma no puede parar de pensar en León, se pregunta de quién estará enamorado y cae en la cuenta de que está enamorado de ella. A partir de aquí Madame Bovary cambia completamente, se dedica exclusivamente a su casa, a su hija y a Charles, como si buscara la felicidad ahí. El pobre León pierde la esperanza de tener algo con ella, cada vez la ve más inaccesible. Emma se muestra muy serena, correcta, dulce, atenta, pero por dentro todo es muy diferente, siente rabia, ansia. Está realmente enamorada de León, pero lo reprime para que no se note y esto la hace muy infeliz.

Madame Bovary y Charles
A Madame Bovary le aburre su matrimonio. Generada por Microsoft Bing

Emma, para evadirse de la monotonía de su vida, tiene fantasías con el cariño en el matrimonio, tiene pensamientos adúlteros. Desea que su marido la maltrate para poder odiarlo con razón. Así tendría motivos para poder vengarse de él. Exterioriza lo feliz que es falsamente, pero por dentro está amargada de tanto fingir. Ni siquiera tiene cariño por su propia hija (Berthe), a la que considera un poco fea.

León, que no es capaz de decir a Madame Bovary lo que siente, decide irse a París. La despedida es bastante tensa entre ambos. Esta marcha afecta mucho a Emma. Comienza a comportarse de forma extraña, gasta lo que no tiene. Está descentrada. Una de las cosas que hace es comentar a Charles que ella se puede beber medio vaso de aguardiente y este le dice que no es capaz. Ella, para darle en las narices, se lo bebe. Charles queda atónito y, como no sabe qué hacer con ella porque piensa que está loca, se le ocurre la genial idea de llamar a su madre, para que también opine.

Su madre opina que lo que le hace falta a Emma es tener tareas obligatorias. Le prohiben leer novelas, porque creen que tiene la cabeza llena de pájaros a consecuencia de leer cosas ficticias. Un día llega Rodolphe Boulanger buscando a Charles, necesita un médico para su criado. Rodolphe, que es muy observador, se da cuenta de que Charles se dedica exclusivamente a trabajar, mientras Emma se aburre en casa. Piensa que con cuatro galanterías la hace suya, pero claro, también piensa que luego cómo se la quita de encima, si él no le va a dar amor eterno ni nada de eso, solo la quiere para pasar un rato.

Llega la feria agrícola al pueblo. Rodolphe se pone manos a la obra y consigue seducir a Madame Bovary. El hombre sabe qué decir en cada momento para engatusar a su presa, podemos decir que es todo un Don Juan. Después de esto, Rodolphe considera que es mejor que pase un poco de tiempo para tenerla a la espera y así Emma lo desee. Pasan seis semanas. Cuando entra Rodolphe en la sala y ve palidecer a Emma se da por victorioso. Un día, le propone a Madame Bovary salir a cabalgar.

En esa salida a caballo, le promete todo lo que no hay en los escritos. Le dice que la quiere (el mentiroso), la coge por la cintura… Aunque ella en un principio se resiste a todos sus encantos, al final cae. Esto cambia a Emma de forma muy radical. ¡¡Tenía un amante!!, se repetía una y otra vez. Estaba muy contenta, va a conocer el amor, ese amor con el que había soñado tantas veces y que ya había perdido la esperanza de vivirlo. Para ella era maravilloso.

Se ven, se aman, se cuentan sus cosas, todo iba muy bien hasta que un día Charles tiene que ir a hacer una visita por trabajo y Madame Bovary aprovecha la ausencia de su marido para presentarse en la casa de Rodolphe de improviso. Esto no le gustó nada a Rodolphe, nada de nada. Emma compra a crédito al comerciante Lheureux vestidos, regalos para su amante…. Compra mucho y no paga. Debe dinero también a la criada. El comerciante le da un plazo para que pague lo que debe, pero Emma pasa olímpicamente de abonarlo.

Pasa tanto de todo, que le da igual pasear con Rodolphe y con un cigarrillo en la boca para que la vean todos, la gente especula cosas. Emma no soporta a Charles. Propone a Rodolphe escaparse juntos. Rodolphe le pregunta qué va a hacer con su hija y esta le contesta que se la llevarán con ellos. Emma fantasea con su huida, con su vida nueva en un país diferente. Han planeado escaparse al mes siguiente. Emma, con la excusa de ir de compras a Ruam, saldría de Yonville, mientras Rodolphe se encargaría de hacer los preparativos del viaje.

Rodolphe le va dando largas, primero lo retrasa dos semanas, luego 15 días más, luego que está enfermo, luego que tiene que ir de viaje. Excusas, excusas y más excusas. Total, que pasa a lo tonto el mes de agosto también. Al final acuerdan que sería el 4 de septiembre. Emma lo daría todo por su amante, pero me parece a mí que su amante no daría nada por Emma. La noche de antes de su fuga repasan los detalles. Cuando Rodolphe se marcha camino de su casa, la observa desde lejos y se dice: que «imbécil soy, lo cierto es que era una amante preciosa».

Yo no lo llamaría imbécil precisamente, lo llamaría otras cosas. En fin, pobre Emma, engañada de esa forma (aunque ella, a su vez, está engañando a su marido). Ya en su casa, le escribe una carta de despedida a Madame Bovary y desaparece. Cuando a la mañana siguiente llega a casa de Emma una cesta de albaricoques y una carta, tiene un mal presentimiento. Charles le comenta a su mujer que Rodolphe se marcha, en ese momento Emma ve pasar su coche y entra en pánico, cae al suelo con convulsiones.

Berthe, asustada al ver a su madre así, se pone a llorar y quiere abrazarla, pero Emma se lo impide. Charles estuvo día y noche cuidándola. Durante 43 días no se hizo cargo de sus pacientes, solo de su mujer. Emma se va recuperando poco a poco. Se levanta un rato por las tardes. Charles la lleva una tarde al cenador y cuando Emma lo ve le da otra crisis. Emma está muy mal, un día vienen a darle la comunión, en ese momento se le abre una puerta en su cabeza y se vuelve muy religiosa.

Emma mejora. Un día, Charles la lleva al teatro a ver un drama trágico, Lucia de Lammermoor, de Donizetti. Emma se siente identificada con la obra. En un descanso, Charles va a por un refresco y al volver le cuenta que ha visto a León Dupuis. En ese momento entra en el palco. Emma deja de escuchar la obra y empieza a recordar los momentos con León tiempo atrás.

Tercera parte

Madame Bovary y León
Madame Bovary no es feliz. Imagen generada por Microsoft Bing.

León, al volver a ver a Madame Bovary, despierta la pasión que siente por ella. Ya no es el muchacho inseguro de hace tres años. Empiezan a verse, a pasear, a hablar… León quiere estar con ella, pero Emma se siente muy mayor y a él lo ve muy joven. Quedan en la catedral. Emma le escribe una carta, negándose a todo, con la intención de entregársela. León llega antes a la cita. En la catedral hay un guía muy pesado que incordia mucho al muchacho. Emma llega más tarde. León quiere salir de allí con ella, pero no sabe cómo hacerlo.

A Emma no le parece decente que León dé la orden a un chico para buscar un coche de punto (es un carruaje cerrado tirado por caballos) y se lo dice a León, pero este le contesta que eso es normal en París. Cuando llega el coche, León la empuja dentro y le dice al cochero que los lleve a cualquier sitio y que no pare por nada del mundo. Ruam lo recorren unas cuantas veces. Los vecinos alucinaban bastante al ver un coche con las cortinas echadas pasar una y otra vez por el mismo sitio.

También ven cómo una mano sale de esas cortinas y tira unos papeles cortados en trocitos (al final no le entrega la carta a León). A las seis, el coche se detiene en una calle y baja de él una dama con la cara cubierta por un velo. Cuando Emma llega a Yonville, le piden que vaya a ver al farmacéutico, que le tiene que decir algo importante. Cuando llega, el farmacéutico (Homais) está con sus hijos preparando cosas en la farmacia, en ese momento está regañando a su hijo, preguntándole dónde está el bote que le dijo que no lo tocara, el que tiene escrito que es peligroso, ya que contiene arsénico.

Lo que le dice es que el padre de Charles ha muerto. Charles, aunque está muy afectado por esto, le pregunta a Emma que si lo pasó bien. El comerciante Lheureux, al que Emma debe tanto dinero, le dice a Charles que le pague los pagarés que le debe, pero este no tiene ni idea de lo que está hablando. La cantidad de dinero que deben es enorme. Emma le dice a Charles que vaya al notario a revisar todas las cuentas y que le haga un poder para que ella se encargue de todo.

También necesita convencer a su marido para que la deje ir a la ciudad una vez por semana para poder ver a su amante. Para engañarlo, tiene la idea de tocar mal el piano en su casa, le dice a Charles que tiene que ir a dar clases a la ciudad. El pobre hombre le dice que no hay dinero para eso y ella le contesta que lo busque. Al final se sale con la suya, los jueves es el día que va a ver a su amante. Se reúnen en un hotel. Emma se muestra muy encantadora con su marido.

Un día, Charles le cuenta que se ha encontrado con a la señorita Lempereur, su profesora de piano y que le ha dicho que no la conoce. Emma le dice que hay muchas Lempereur en la ciudad. Falsifica un recibo de pago de las clases de piano para que la creyera. Mentía como una bellaca a Charles. Un día se encuentra con el comerciante que le pide el dinero que le debe, como es lógico el hombre no ha cobrado todavía y quiere que le paguen. Le comenta que para pagar sus deudas, hipoteque la casa que tiene en el campo.

El comerciante, que es muy listo, engaña a Emma haciéndole firmar más pagarés, y además le vende la deuda a otro. León, en los viajes que hace para poder ver a Emma, cena en casa del farmacéutico. Como agradecimiento a esto, León lo invita. Un día, Homais se presenta sin avisar en la casa de León cuando este había quedado con Emma. Madame Bovary se marcha furiosa a Yonville. A partir de aquí algo se rompe, aunque siguen viéndose en su hotel.

León se da cuenta de que lo absorbe demasiado y hasta se obliga a no quererla tanto. Emma se da cuenta de que no es feliz. Un día le lleva a León seis cucharillas de plata y le pide que las empeñe por ella. León considera que Emma hace cosas muy raras, discuten y se promete no verla más. Pasado un tiempo, llega una sentencia judicial que le reclama lo que debe. Está tan desesperada que le pide dinero a León, pero este no tiene, aunque le promete que lo buscará y se lo llevará a Yonville al día siguiente.

Como está tan desesperada, para que no se entere Charles, le pide dinero hasta al notario. Este intenta sobrepasarse con ella. Huye de él mientras le maldice. Se desespera porque León está tardando en llevarle el dinero. A Emma se le ocurre pedirle dinero a su antiguo amante, Rodolphe. Mientras camina hacia la casa de Rodolphe piensa en qué le va a contar, piensa en el amor que vivió con él. Rodolphe le dice que no tiene tanto dinero. Emma, exasperada, le contesta que nunca la ha querido, que ha sido un hipócrita cuando le prometía amor.

Emma va a la farmacia, coge el bote del arsénico, lo abre y comienza a comerse los polvos que contenía el recipiente. Cuando llega a su casa, se va a su habitación a escribir a Charles una carta para que la lea al día siguiente. Solo quiere que la deje tranquila y que no le haga preguntas. Ya queda poco para el final de Madame Bovary. Emma piensa que va a ser rápida la muerte, se dormirá y todo habrá acabado. Empieza a encontrarse mal, tiene convulsiones. Emma le dice a Charles que no llore, que es un buen hombre, ya no lo va a atormentar más.

Charles empieza a desesperarse, no quiere perderla, no ahora que mostraba algo de amor por él. Emma empieza a gritar y a encontrarse cada vez peor. Charles empieza a llorar, no sabe cómo ayudarla y llama a los dos médicos de la zona. Pero ninguno de los dos médicos puede hacer ya nada por ella. Madame Bovary murió. Charles no paraba de llorar. Esa noche habla con su madre, recuerdan el pasado y hacen planes para el futuro. Su madre se mudará a vivir con él a Yonville, lo ayudará con las cosas de la casa y no se separará de él.

Añora el cariño de su hijo, lo ha tenido lejos durante bastantes años. En cuanto a sus dos amantes, Rodolphe y León, duermen tranquilamente en sus lugares de residencia. Respecto a Berthe, pregunta varias veces por su madre, pero le cuentan que no está y que le va a traer juguetes. Sigue preguntando por ella en varias ocasiones, pero con el tiempo la va olvidando. Charles sigue abonando las deudas de Emma. Cuando piensa que ha acabado de pagar, viene otra y otra.

Un día, entra Charles en el desván, se da cuenta de que está pisando un trozo de papel arrugado, lo abre y lee estas palabras: «Valor, Emma, valor. No quiero causar la desgracia de su existencia». Charles se queda petrificado al leer estas líneas. Descubre que en el papel hay escrita una pequeña R. ¿Quién era el dueño de esa R.? Recuerda las visitas de Rodolphe, su extraña desaparición y su incomodidad cuando se lo ha encontrado en otras ocasiones después. Esas palabras tan respetuosas le ilusionaron.

Charles empieza a gastar y hasta firma pagarés, como hacía Emma, como si lo siguiera influenciando. Tiene la sensación de que la está olvidando poco a poco. Le tiene tanto respeto que todavía no ha abierto el compartimento secreto del escritorio que ella ha utilizado con tanta frecuencia. Un día lo abre. Lo que encuentra allí son las cartas de León, las lee todas. Ya no hay dudas, se confirma todo. Pobre Charles, no para de llorar, se siente impotente, enloquece al descubrir que su mujer le había sido infiel.

Se encuentra una caja que contiene un retrato de Rodolphe y cartas de amor. Pobre Charles, se le ha roto el corazón. La gente no entiende esa tristeza que tiene, se deja por completo, ni siquiera va a visitar a sus pacientes. No sale y se rumorea que se encierra a beber. Cuando algún curioso se asoma al huerto lo ve vestido con harapos y una gran barba. Lo ven llorar. Se pasa las tardes enteras en el cementerio con su hija. Un día se encuentra con Rodolphe y le comenta que no le tiene rencor.

Charles muere de pena con un mechón de pelo de Emma entre sus dedos. En cuanto a la hija de Madame Bovary… Pobre niña, ignorada prácticamente desde que nace. Berthe se ve obligada a vender todas las propiedades para pagar las deudas y le queda poco dinero. Es enviada con su abuela, que desgraciadamente muere ese mismo año, por lo que se hace cargo de ella una tía.

Características de los personajes de Madame Bovary

Estos son algunos de los personajes:

Emma: Es el personaje principal del libro. Es Madame Bovary. Está casada con Charles Bovary. Vive un matrimonio aburrido con una persona que no ama, le horroriza estar a su lado. Ella quiere sentir, gozar, conocer mundo, tener nuevas experiencias y esto su marido ni se lo imagina. La vida son dos días y quiere vivirla. No se resigna a llevar una vida monótona, quiere hacer multitud de cosas y disfrutar haciéndolas.  Madame Bovary tiene dos amantes: Rodolphe y León. El primero la quiere solo para pasar el rato y el segundo la quiere.

Charles Bovary: Tiene un carácter simple, pasa desapercibido por donde va. Es médico. Es un buen hombre. A lo largo de la novela tiene dos mujeres. No tuvo mucha suerte eligiendo mujer la verdad. Su primera mujer es posesiva, celosa, no lo deja respirar y la segunda es Emma, que se aburre enormemente con él. A Emma la ama profundamente.

Berthe: Hija de Emma y Charles Bovary. No tiene mucho protagonismo en la novela, pasa desapercibida, como si fuera una sombra que nadie tiene en cuenta. Su final no es muy feliz que digamos en el libro. Es pobre y tendrá que pasar de unos parientes familiares a otros porque su madre y su padre mueren y la dejan sola.

Padre de Charles Bovary: Es un haragán que derrocha el dinero de su mujer, por lo que la economía de la familia se reduce considerablemente.

La primera esposa de Charles Bovary: Es controladora al máximo, escucha a escondidas cuando en la consulta hay una paciente femenina. Le quita completamente la libertad a su marido, haciendo que su matrimonio sea pesado de llevar. Vamos, que no lo dejaba respirar al hombre.

Señor Rouault: El padre de Emma. Es propietario de una granja. Es un hombre sencillo.

Rodolphe Boulanger: Primer amante de Madame Bovary. Tiene 34 años. Es el típico Don Juan. Mujer que le gusta, mujer que va a por ella hasta que la consigue. Luego se cansa y va a por otra. Engatusa a Emma, la hace suya. Ella no se imagina que está siendo utilizada, necesita tanto amor que se deja llevar. Rodolphe, cuando ve que la historia avanza y ve peligrar su libertad, la deja tirada y lo que es peor, lo hace a traición. Para mí es un cobarde incapaz de decir la verdad.

León Dupuis: Está enamorado de Madame Bovary. Aunque la conoce el primero, no tiene el valor suficiente para decirle lo que siente en un principio. Se marcha del pueblo y vuelven a encontrarse años más tarde. Se convertirá en el segundo amante de Madame Bovary.

Lheureux: Es un comerciante astuto y sin escrúpulos que se aprovecha de la ingenuidad de Emma, le vende mercancías a crédito. Emma compra sin ton ni son, colaborando con la ruina económica de su familia.

Señor Homais: Es el farmacéutico del pueblo y amigo de Charles.

Fuentes consultadas

Joric, C. (2017, junio 23). 7 datos que tal vez no sabías sobre Madame Bovary. La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20170612/47311564563/7-datos-que-tal-vez-no-sabias-sobre-madame-bovary.html

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