La carta robada (Edgar Allan Poe)
La carta robada fue escrita por Edgar Allan Poe. Publicado en 1844 en la revista The Gift. Es una de las narraciones extraordinarias del escritor. Es la tercera entrega donde aparece el detective más brillante, C. Augusto Dupin, resolviendo los casos más inexplicables. En compañía del narrador de las historias, que no es ni más ni menos, que su fiel amigo, del cual no sabemos el nombre, que nos contará la historia desde su punto de vista. Ambos protagonistas aparecen junto al prefecto de policía en otros dos relatos: Los crímenes de la calle Morgue y El misterio de Marie Rogêt.
Resumen de La Carta Robada
El prefecto de policía (Monsieur G***) acude a C. Auguste Dupin para que le ayude en un caso bastante peculiar, pero esta vez no se trata de un asesinato, sino de un robo que lo tiene desconcertado. Se trata del robo de una carta. Es un asunto «especial», ya que ha sido extraída del dormitorio de la casa real y pone en un lugar muy comprometido a cierta persona (La reina) si se entera de su contenido una tercera persona (El rey). El ladrón no es ni más ni menos que el mismísimo ministro D***.
La forma en que hace el robo es brillante. La sustrae delante de la propia reina. La persona robada está en su boudoir (es una pequeña habitación donde se sitúa el tocador de una dama) leyendo la carta tranquilamente. Se ve sorprendida por el rey. Para no levantar sospechas, coloca la carta encima de la mesa. En ese momento entra el ministro D***, y como es muy cuco se da cuenta enseguida de lo que pasa, hace como que lee una carta suya y en sus narices se la cambia, pero claro, la persona robada no puede decir nada ante ese hurto, ya que está presente el rey.
El ministro D*** utiliza la carta para tener más poder político. El prefecto de policía busca la carta robada por todas partes de manera exhaustiva: por las habitaciones del domicilio del ladrón, por los enseres, debajo de tablas, en los cojines, las alfombras, las cortinas, los libros… En todos los escondrijos menos sospechados, hasta lo asaltan por falsos ladrones en varias ocasiones para comprobar si la lleva encima, pero nada. No puede dar con ella. El prefecto describe a Dupin cómo es la carta robada.

Dupin le aconseja que vuelva a registrar otra vez la casa. Casi un mes después, Monsieur G*** vuelve a visitar a Dupin. Le comenta que siguió su consejo, pero ha sido en vano y pagará un cheque de 50.000 francos al que le dé la carta robada. Dupin le dice que en cuanto le firme el cheque le entrega la carta. Monsieur G*** se queda sorprendió, procede a firmar el talón y se lo entrega a Dupin. Este, en cuanto tiene en su poder el cheque, abre el cajón de su escritorio y le entrega la carta robada. El prefecto de policía examina su contenido y se marcha.
Dupin explica a su fiel amigo cómo la ha conseguido. Llega a la conclusión de que la carta no se encuentra en la casa del ministro D***. Considera que está en el sitio menos sospechado y a la vista. Una mañana va a visitar al ministro D***, Dupin le comenta que está mal de los ojos y que por eso llevaba gafas de cristales oscuros. Mientras conversan, nuestro investigador escudriña toda la estancia. Las gafas le permiten disimular dónde dirige la mirada.
Descubre que debajo de la repisa de la chimenea cuelga un tarjetero de cartón que contiene varias tarjetas y una carta, ahí sola, como el que no quiere la cosa para pasar desapercibida. Vamos, que estaba a la vista de cualquiera. En cuanto le echa el ojo sabe que es la carta robada. Dupin se despide del ministro D*** y se marcha, no sin dejar antes, falsamente olvidada, una pequeña caja dorada de rapé (que es un tipo de tabaco que se usaba para fumar).
A la mañana siguiente Dupin vuelve a por su caja. Mientras conversa con el ministro D*** suena un potente disparo en la calle seguido de fuertes gritos. Mientras se asoma por la ventana para ver qué ocurre, Dupin aprovecha para sustituir la carta robada por otra que ha preparado previamente en casa. Así como también, paga anticipadamente a un hombre para que dispare con un mosquetón delante de la gente, una técnica de distracción bastante astuta.
Considera que coger la carta y salir corriendo no es buena opción porque lo más probable es que no salga de allí con vida, así que la mejor opción es dar el cambiazo, pero claro, la nueva carta no es una carta en blanco, sino que aprovecha para dedicar unas palabras al ministro D***, ya que considera justo que averigüe quién le ha superado en inteligencia.
Análisis de La carta robada
La estructura de La carta robada se divide en dos partes. En una primera parte es el amigo de Dupin el que narra la historia. A medida que transcurren los acontecimientos, en una segunda parte, Dupin explica a su amigo cómo ha resuelto el caso.
El contenido de la carta robada es una incógnita, ya que en la narración no se muestra su contenido. Puede que se trate de una carta de amor de la reina a su amante, de una carta política, o, quién sabe, lo mismo en ella habla mal del marido y por eso se asusta cuando la sorprende. Los únicos que saben lo que pone, ya que la tuvieron en su poder, son el ministro D***, Dupin y el prefecto de policía.
En cuanto a la nota que deja Dupin al ministro D***, refiriéndose a Atreo y Tiestes al final de la carta robada. Según la mitología griega eran dos hermanos gemelos, hijos de Pélope e Hipodamía. Tiestes es amante de la mujer de Atreo (Aérope). Cuando este lo descubre, se venga de la forma más horrible y macabra que existe. Lo invita a cenar y, cuando acaban el festín, le enseña una bandeja con las cabezas de los hijos de Tiestes, mostrándole lo que ha comido.
Digamos que Dupin tiene una cuenta pendiente con el ministro D***. En el pasado le hizo una jugarreta y tenía que vengarse. No lo hace en plan macabro como lo hizo Atreo claro, le roba la carta que nadie es capaz de saber dónde la ha escondido y además le deja una nota de su puño y letra para que descubra quién lo ha hecho. La venganza se sirve en plato frío.
El mensaje de la carta robada es que a veces tenemos las cosas delante de los ojos y no las vemos. No nos fijamos en lo simple, sino en lo complicado y lo enrevesado. Que es lo que le ocurre al prefecto de policía que busca la carta en los sitios más difíciles sin mucho éxito. Si hubiera sido observador, la habría descubierto.
Personajes de La carta robada
C. Auguste Dupin: Es el personaje principal de este relato. Es una persona muy inteligente y con grandes habilidades deductivas. Tiene gran capacidad para observar detalles que pasan desapercibidos para otras personas. En este relato localiza la carta robada, que se encuentra delante de todo el mundo, con gran maestría.

También mantiene la calma con facilidad en situaciones de gran tensión. Cuando localiza la carta en el despacho del ministro D***, la sustrae delante del ladrón sin que este se dé cuenta, sabiendo que si lo pillan peligra su vida y aun así se arriesga y la roba. Es un personaje que es fuente de inspiración para otros personajes detectivescos posteriores, como Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle.
Narrador: Es el fiel amigo de C. Auguste Dupin, siempre a su lado. Cuenta desde su punto de vista todas las aventuras que viven juntos. Admira enormemente la capacidad analítica y deductiva de Dupin. Presta apoyo cuando es necesario en la investigación, aunque no tiene el mismo nivel de agudeza intelectual que Dupin.
Monsieur G***: Es el prefecto de policía. Acude a Dupin para que le ayude a resolver los casos que la policía no es capaz de resolver. Edgar Allan Poe no proporciona una descripción física del personaje, más bien se centra en la manera de pensar del mismo. Es menos inteligente que Dupin y está más limitado a la hora de resolver el caso por esto. Al principio del relato se muestra escéptico sobre las habilidades de Dupin, pero cambia completamente, reconociendo la astucia del personaje principal cuando le entrega la carta robada.
Ministro D***: Es un hombre con influencias, muy poderoso e inteligente. Su nombre no se revela completamente en la historia. Roba la carta para extorsionar a la reina y así tener más poder político. Ha eludido a la policía, que busca sin éxito la carta que tiene en su poder. Pero claro se tropieza en su camino con Dupin, que es mucho más inteligente que él.
También aparecen como personajes secundarios: la reina, que está en una situación muy comprometida por el robo de la carta, y el rey, que no se puede enterar de la existencia de ese documento, porque lo más seguro que se liaría parda, si descubre lo que le oculta la reina.