El Principito (Antoine de Saint-Exupéry)
El principito es uno de los libros más leídos de todos los tiempos. Escrito por Antoine de Saint-Exupéry, fue publicado en 1943 -meses antes de la muerte de su autor- y traducido a numerosos idiomas. Cuenta la historia de un pequeño príncipe que decide abandonar su planeta -el asteroide B612- para conocer otros mundos. Tras visitar siete planetas, concluye que ninguno de esos mundos suple al que ya conocía, por lo que decide regresar.
Obvio es decir que el principito nunca vuelve a su planeta, ya que su regreso no es más que una metáfora de la muerte. La serpiente, con su veneno, simplemente alivia el sufrimiento que el protagonista siente al darse cuenta de que ha dejado atrás no sólo su casa, sino también lo que más le importaba: la rosa. Aunque para entender esto haya tenido que hacer un largo viaje. A veces necesitamos alejarnos de lo cotidiano para darnos cuenta del valor que realmente tiene.
Se dice que la rosa de El principito era Consuelo Suncín, la esposa de Saint-Exupéry, y que el libro estaría basado en experiencias reales del autor. Esto es algo que nunca sabremos a ciencia cierta, puesto que Saint-Exupéry desapareció sin conocer el éxito del libro, y, por tanto, sin aclarar cuánto tiene de autobiográfico.
Al parecer, el matrimonio Saint-Exupéry-Suncín era cualquier cosa menos idílico, y la infidelidad por parte del marido era moneda corriente. Si tomamos esto como base, entendemos mejor el pasaje del jardín de rosas, en el que el principito se siente engañado por la suya, ya que él creía que era única y descubre que hay miles de rosas como ella. Sin embargo, el zorro le saca de su error: en apariencia pueden ser iguales, pero en el fondo todas son diferentes, y en ninguna de esas rosas encontrará una como la suya.
El principito es, a fin de cuentas, un viaje de introspección que nos permite reflexionar acerca de nosotros mismos. Cada planeta nos da la oportunidad de revisar nuestros valores y creencias. Como todo buen libro, debería ser leído varias veces, puesto que el momento vital en que te encuentres te permitirá ver cada página de forma diferente.
El Principito ¿De qué trata? Resumen
Un aviador sobrevuela el desierto del Sáhara cuando el motor de su avión empieza a fallar y tiene que hacer un aterrizaje forzoso, cayendo en un lugar inhóspito, a mil millas de cualquier atisbo de civilización. Al viajar solo, no le queda más remedio que intentar arreglar el avión por su cuenta y apañárselas para sobrevivir durante ese tiempo en el desierto.
La primera noche se duerme sobre la arena pensando que está solo, pero, de pronto, le despierta una voz. Se trata del principito, que le pide insistentemente que le dibuje un cordero. El aviador accede a hacerle el dibujo, y a partir de ese día entablan amistad. El principito le hace muchísimas preguntas al aviador, pero, por contra, no contesta a ninguna de las que hace su amigo, que conocerá la vida del niño a través de las historias que este le irá contando en los sucesivos días.
Pasados seis años, el aviador rememora el encuentro con el principito y procede a contar la historia de su amigo.

El principito venía de un planeta muy pequeño, el asteroide B-612, que era como una casa de grande que cuidaba con esmero. Allí, el principito controlaba que los baobabs no crecieran demasiado (porque sus raíces podrían destruir el planeta), regaba las flores y deshollinaba los volcanes, incluso el inactivo, porque nunca se sabe... Un día, apareció una misteriosa flor que resultó ser una rosa. El principito la consideró la flor más bonita que jamás hubiera conocido. La cuidó y la protegió… pero un día se enfadó con ella y decidió irse a explorar otros planetas, dejándola sola.
Su aventura le llevó por 7 planetas:
En el primer planeta había un rey que solo quería mandar y que todos le obedeciesen. Quería que el principito se quedara con él para darle órdenes, pero nuestro protagonista no estaba muy por la labor y se marchó a explorar más planetas.
En el segundo planeta se encontró a un vanidoso que consideraba que todo el mundo lo tenía que admirar.
El tercer planeta lo habitaba un bebedor. El principito intentó conocer las razones por las que el hombre bebía sin parar, pero la respuesta le dejó aún más confuso: el hombre bebía para olvidar la vergüenza que sentía por beber.
El cuarto planeta era la casa del hombre de negocios. Estaba tan ocupado contando estrellas que ni siquiera levantó la cabeza cuando notó la presencia del principito. Su única obsesión era poseer estrellas para hacer dinero. Cuanto más dinero tenía, más feliz era.
A continuación llegó al quinto planeta, que era un planeta diminuto, el más pequeño de todos. Aquí encontró un farol y un farolero. El farolero encendía y apagaba constantemente el farol, y se quejaba al principito de lo estresante de su trabajo. Cada año su planeta giraba más rápido y, por tanto, los días eran cada vez más cortos. Un día en el quinto planeta duraba un minuto, así que el hombre no tenía tiempo de dormir ni descansar. Tras un rato charlando con el farolero, el principito continuó el viaje, ya que, aunque le hubiese gustado quedarse, el planeta era tan pequeño que no cabían los dos.
En el sexto planeta vivía un geógrafo que escribía grandes libros y le enseñó el significado de lo efímero. En este planeta, el principito se dio cuenta de que la vida de su rosa sería corta, y se sintió culpable por haberla abandonado.
Por recomendación del geógrafo, llegó al séptimo planeta, la Tierra.
Al llegar a la Tierra conoció a una serpiente que le ofreció su ayuda si alguna vez quería regresar a su planeta. Luego conoció a una solitaria flor que le dijo que hacía mucho tiempo que no veía a nadie, y que creía que en todo el planeta no habría más de seis o siete personas. Escaló una montaña esperando ver el planeta al completo, pero sólo pudo ver rocas. Y saludó al paisaje, pero a su saludo sólo respondió el eco, y el principito pensó que alguien se estaba burlando de él.
Más tarde encontró un jardín con miles de rosas idénticas a la suya. Entonces pensó que la rosa le mintió al decirle que era una flor única y se sintió desdichado. Se echó a llorar no tanto por el engaño de la rosa, sino porque él se creyó especial al poseer una flor única en el Universo, y ahora sentía que no había nada de especial en él. Y en ese momento apareció un zorro, que le enseñó la importancia de los vínculos y le hizo comprender por qué su rosa era diferente a las demás.
El principito quería jugar con el zorro y ser su amigo, pero el zorro se negó. Explicó al muchacho que ambos eran extraños para el otro, así que propuso que el principito le domesticara para crear un lazo afectivo que les permitiera ser amigos.

Aunque debía continuar su viaje, el principito accedió al deseo del zorro. Durante un tiempo se dedicó a domesticarlo. Pero una vez que lo había hecho, llegó el momento de partir. Antes de irse, el zorro le propuso visitar una vez más el jardín de las rosas para que entendiera por qué su rosa era diferente a las demás. El principito lo hizo. Luego, con la lección aprendida, se despidió de su amigo y prosiguió el viaje.
Su siguiente encuentro fue con un guardagujas, que le contó que los hombres viajan en tren porque no están a gusto en el lugar donde se encuentran. Siguió su camino y conoció a un vendedor de pastillas para quitar la sed. Tomar una pastilla quitaba la sed una semana, lo que suponía un ahorro de 53 minutos semanales. Pero el principito consideró que esto era una tontería, ya que prefería invertir ese tiempo en ir a buscar agua él mismo.
Cuando el principito contó la historia del vendedor de pastillas al aviador, este se dio cuenta de que llevaba ocho días con el avión averiado y había agotado sus reservas de agua. Fueron a buscar un pozo, pero no era tarea fácil y no lo encontraron hasta el amanecer. El aviador sacó un cubo de agua y dio de beber a su amigo. Entonces, el principito le explicó que los hombres no saben buscar cosas, y que las cosas que merecen la pena son aquellas que se buscan con el corazón.
El aviador entendió algo más en aquel momento. El principito no había aparecido en aquel paraje solitario por casualidad. Estaba a punto de cumplir un año en la Tierra, y buscaba llegar al punto exacto donde se pondría su estrella. Su objetivo era regresar a su planeta, y para volver necesitaba la ayuda de la serpiente que había conocido en su primer día en la Tierra. Despidió al aviador hasta el día siguiente y trazó su plan de vuelta.
La tarde del día siguiente el aviador regresó al pozo. Estaba contento, pues había conseguido reparar su avión. Pero, al llegar, vio al principito sentado sobre un muro hablando con alguien. Al acercarse divisó una serpiente y rápidamente sacó su revólver para matarla, pero la serpiente se escabulló. Recogió al principito, que estaba pálido. Este le comunicó que aquella misma noche volvería a su planeta y le pidió que no le acompañase, a lo que el aviador se negó.
Llegada la noche, el principito marchó al encuentro con la serpiente. El aviador, que no lo oyó salir pero notó su falta, logró darle alcance. El principito le explicó que su cuerpo era muy pesado para poder hacer un viaje tan largo, y por eso necesitaba la ayuda de la serpiente. Dejaría atrás la corteza para viajar ligero de equipaje. Posteriormente se alejó del aviador, que pudo ver como la serpiente mordía el tobillo del muchacho y este caía a tierra.
A la mañana siguiente, el aviador buscó el cuerpo del principito, pero no lo encontró por ningún sitio. Se sentía triste, pero le consolaba saber que su amigo volvió a su planeta. El aviador regresó a su casa. Echaba mucho de menos al principito. Dibujó el paisaje donde lo vio por primera vez y lo acompañó de un mensaje.
Personajes de El Principito
- El Principito: Es el protagonista de la obra. Vive en un pequeño planeta, pero un día decide dejarlo y viajar de planeta en planeta. Estos planetas simbolizan a las personas a las que va conociendo.
- Aviador: Es el narrador de la novela. Se encuentra al principito en el desierto y se hace amigo de él.
- La rosa: Es la flor que crece en el planeta del principito, es delicada pero a la vez exigente y vanidosa. Representa a las relaciones amorosas, lo complicadas que son. El principito la abandona y después la echa de menos.
- Baobabs: Simboliza las cosas malas que hace el ser humano, que hay que controlarlas y acabar con ellas antes de que vayan a peor.
- El rey: Representa el poder que tienen las personas que se creen superiores a las demás y quieren sometimiento.
- El vanidoso: Muestra admiración excesiva por sus logros, se cree que es mejor que nadie.
- El hombre de negocios: Está obsesionado con el dinero y no ve que hay otras cosas que son mucho más importantes en la vida.
- El farolero: Representa la importancia del trabajo y lo que es llevar una rutina, que a veces hace a las personas infelices.
- El zorro: Se hace amigo del principito y le enseña la importancia de los vínculos.
- La serpiente: Está en la tierra, el principito le pide ayuda para volver a su planeta a cambio de su vida.
El episodio inédito de El Principito
En 2012, la casa de subastas Artcurial compró a un coleccionista privado un lote de manuscritos con varios textos escritos por Antoine de Saint-Exupéry. Entre ellos se encontraban dos páginas un poco ilegibles, al descifrarlas descubrieron que pertenecían a El principito. En la primera página aparecen distintas versiones de los capítulos 17 y 19, pero lo más sorprendente es que en la segunda página aparece un personaje inédito que no aparece en el libro: el crucigramista.
Cuando el principito llega a la Tierra se encuentra a este primer personaje. Lo llamaron el crucigramista porque estaba buscando una palabra de seis letras que empezaba por la letra G.
¿Dónde están los hombres?, se preguntaba el principito mientras viajaba. Se encontró al primero en una carretera.
«¡Ah!, pensó, quiero saber qué piensan de la vida en este planeta, se dijo. Quizá se trate de un embajador del espíritu humano… »
– Buenos días, dijo con alegría.
– Buenos días, dijo el hombre.
– ¿Qué estás haciendo?, dijo el principito.
– Estoy muy ocupado, contestó el hombre.
Claro que está muy ocupado, pensó el principito, tiene un planeta tan grande. Hay tanto que hacer. Y casi no se atrevía a molestarlo.
– Quizá te puedo ayudar, le dijo sin embargo; al principito le hubiera gustado ser útil.
– Quizá, le dijo el hombre… Llevo tres días trabajando en ello sin lograrlo. Estoy buscando una palabra de seis letras comenzando por una G que significa «gargarismo».
– Gargarismo, dijo el principito.
– Gargarismo, dijo el hombre El Principito (inédito). Antoine Saint-Exupéry.
La casa de subastas consideró que la palabra buscada era «guerra», ya que era un tema de importancia para el autor. Saint-Exupéry, además de ser voluntario durante la II Guerra Mundial, fue corresponsal de prensa en España durante los días de la Guerra Civil.